12.11. El apartheid sudafricano
En 1652 llegaron los Boers holandeses a las costas sudafricanas. La colonización de los Boers del área sudafricana llevó a implantar un duro sistema de segregación racial denominado apartheid. Este consistía en la división de las diferentes razas con el objeto de permitir un desarrollo diferenciado en cada una de ellas. Para conseguirlo se instauraron todo tipo de leyes absurdas que cubrían diferentes aspectos sociales y cuyo objetivo era la discriminación política, económica y social de los negros.
En 1948 gana las elecciones el Partido nacionalista en coalición con el Partido Afrikáans, dirigido por el pastor protestante Daniel Francois Malan (1874-1959). Inmediatamente se promulga una ley de segregación de individuos en razas y se reservaban ciertos distritos en las ciudades para los blancos, forzando a los no blancos a emigrar a otros lugares. Playas, autobuses, hospitales, escuelas y hasta los bancos en los parques públicos eran reservados para la gente blanca. Los negros debían de portar documentos de identidad en todo momento y les estaba prohibido quedarse en algunas ciudades incluso entrar en ellas sin el debido permiso.
Los negros no podían ocupar cargos en el gobierno y no tenían derecho a voto, excepto en algunas aisladas elecciones para instituciones segregadas. Tampoco podían tener negocios en las áreas asignadas a los blancos. El transporte público estaba totalmente segregado, separando las paradas de los autobuses para negros y blancos.
Las áreas asignadas a los negros raramente tenían agua o electricidad. También había segregación en los hospitales, de tal manera que mientras los que pertenecían a los blancos tenían gran calidad, los asignados a los negros estaban pobremente equipados y andaban faltos de personal.
La educación de un niño blanco era 10 veces más cara que la de un niño negro. No es de extrañar que ninguno pudiera permitirse acceder a estudios superiores.
La política del Apartheid se basaba legalmente en el hecho de que los negros no eran considerados ciudadanos de Sudáfrica, sino que eran ciudadanos de otros estados independientes, llamados bantustanes, creados con el fin de alojar a gente de raza negra. Estos bantustanes alojaban al 80% de la población Sudafricana. En las décadas 60, 70 y 80, más de 3 millones y medio de personas fueron obligadas a desplazarse a estas zonas.
En la ciudad de Johannesburgo, un total de 60.000 habitantes negros fueron reubicados en una zona llamada Soweto. En Sohiatown unas cincuenta mil fueron obligadas a dejar sus casas a la fuerza para ser evacuadas a Meadowlands. Sophiatown fue arrasada por los bulldozers y en el solar se construyó una nueva urbanización llamada Triumf para la población blanca.
El sistema de apartheid hasta 1994, en que la presión internacional, el aislamiento y el desgaste sufrido en la contienda contra los países del bloque comunista empujaron paulatinamente el desmantelado del sistema. En 1994 se llevaron a cabo las primeras elecciones pluriraciales, siendo elegido el Congreso Nacional Africano y su líder el carismático Nelson Mandela.
Después de estas elecciones se estableció La Comisión para la Reconciliación y la Verdad (1994-1999) con la finalidad de sacar a la luz pública los crímenes cometidos durante el apartheid. Esta comisión estaba encabezada por el Arzobispo Desmond Tutu quien había establecido como lema de la comisión que "Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón". Muchas historias de brutalidad e injusticia fueron narradas a esta comisión, ofreciendo catártasis a la gente y las comunidades de las que se abusaron en el pasado.
En 1948 gana las elecciones el Partido nacionalista en coalición con el Partido Afrikáans, dirigido por el pastor protestante Daniel Francois Malan (1874-1959). Inmediatamente se promulga una ley de segregación de individuos en razas y se reservaban ciertos distritos en las ciudades para los blancos, forzando a los no blancos a emigrar a otros lugares. Playas, autobuses, hospitales, escuelas y hasta los bancos en los parques públicos eran reservados para la gente blanca. Los negros debían de portar documentos de identidad en todo momento y les estaba prohibido quedarse en algunas ciudades incluso entrar en ellas sin el debido permiso.
Los negros no podían ocupar cargos en el gobierno y no tenían derecho a voto, excepto en algunas aisladas elecciones para instituciones segregadas. Tampoco podían tener negocios en las áreas asignadas a los blancos. El transporte público estaba totalmente segregado, separando las paradas de los autobuses para negros y blancos.
Las áreas asignadas a los negros raramente tenían agua o electricidad. También había segregación en los hospitales, de tal manera que mientras los que pertenecían a los blancos tenían gran calidad, los asignados a los negros estaban pobremente equipados y andaban faltos de personal.
La educación de un niño blanco era 10 veces más cara que la de un niño negro. No es de extrañar que ninguno pudiera permitirse acceder a estudios superiores.
La política del Apartheid se basaba legalmente en el hecho de que los negros no eran considerados ciudadanos de Sudáfrica, sino que eran ciudadanos de otros estados independientes, llamados bantustanes, creados con el fin de alojar a gente de raza negra. Estos bantustanes alojaban al 80% de la población Sudafricana. En las décadas 60, 70 y 80, más de 3 millones y medio de personas fueron obligadas a desplazarse a estas zonas.
En la ciudad de Johannesburgo, un total de 60.000 habitantes negros fueron reubicados en una zona llamada Soweto. En Sohiatown unas cincuenta mil fueron obligadas a dejar sus casas a la fuerza para ser evacuadas a Meadowlands. Sophiatown fue arrasada por los bulldozers y en el solar se construyó una nueva urbanización llamada Triumf para la población blanca.
El sistema de apartheid hasta 1994, en que la presión internacional, el aislamiento y el desgaste sufrido en la contienda contra los países del bloque comunista empujaron paulatinamente el desmantelado del sistema. En 1994 se llevaron a cabo las primeras elecciones pluriraciales, siendo elegido el Congreso Nacional Africano y su líder el carismático Nelson Mandela.
Después de estas elecciones se estableció La Comisión para la Reconciliación y la Verdad (1994-1999) con la finalidad de sacar a la luz pública los crímenes cometidos durante el apartheid. Esta comisión estaba encabezada por el Arzobispo Desmond Tutu quien había establecido como lema de la comisión que "Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón". Muchas historias de brutalidad e injusticia fueron narradas a esta comisión, ofreciendo catártasis a la gente y las comunidades de las que se abusaron en el pasado.